Chedraui-Poo y Torres
3Historias veracruzanas


José Luís Loyo Ochoa
Diciembre 08/06



Veracruz, Ver. MX. Hoy que en nuestra entidad Veracruzana han impuesto esas nada honorables modas de; torturar y acribillar a compañeros de los medios de comunicación, amén de levantar bien para secuestrar o bien para asesinar a las personas de nuestra sociedad, hechos que lamentablemente cuando se suscitan nuestras máximas autoridades policíacas, para librar sus responsabilidades y no quedar en mal con la sociedad argumentan posibles nexos de los muertos con gente del bajo mundo, queremos exponer los siguiente.

Tenemos en nuestro Estado gente de valía, personas que se han levantado con el esfuerzo propio de quienes quieren salir de la mediocridad y, dando al mismo tiempo empleo a decenas de personas más, en algunos casos a cientos, forman cuadros dignos de encomio y exaltación éste tipo de personas, mismas que por su misma labor han hecho historia de la buena en nuestra tierra, y ellos jamás han estado relacionados con la escoria del bajo mundo, es decir, no tienen cola que les pisen, son éste tipo de personas quienes vienen ha darle al pueblo esa esperanza que desgraciadamente con lo que va pasando, poco a poco vamos perdiendo la sociedad en su conjunto.

Antonio Chedrui Mafud, señor que nace de clase humilde, que empieza en su escalada exponiendo sus pocos centavos en una tiendita juguetera por el centro de ésta ciudad y puerto, si bien recordamos en 5 de Mayo, trabajando los siete días de la semana y de las ocho de la mañana a las ocho o diez de la noche, su comienzo se da en los inicios de los años sesenta, de ahí traslada su negocio a la avenida Hidalgo, siempre en arduo trabajo, cabe hacer mención que desde el inicio a estado a su lado el también buen amigo José Alverdi, ambos esforzando con empeño y tesón el diario trabajo.

¿De sus hijos?, nos consta, les vimos a ambos asistir a las tiendas del padre en sus vacaciones escolares, pero no para ir de niños bonitos, sino para laborar de empleados, en las bodegas, cargando cajas y acomodando mercancía, sin que por ser hijos de papi tuvieran distinción alguna en cuanto al trabajo se refiere, y ahora ahí están los dos hermanos, prósperos empresarios que también han sido creadores de empresas para dar empleo seguro a decenas de familias.

Antes De seguir adelante queremos dejar en claro que no hemos platicado con ninguno de los tres señores que aquí mencionamos, les hacemos partícipes del espacio de hoy porque queremos dejar en claro que en Veracruz, existe gente que tiene méritos propios para dejar huella de su paso por nuestra entidad, que sin ser políticos han sabido hacer por la patria chica más de lo que muchos que han incursionado en la política hayan hecho, sobre todo, con la única base de su personal esfuerzo sin recurrir a la bolsa del erario público.
Estas personas que han salido de la humildad tienen el mérito de no olvidar esa cuna de escasez de la que provienen, y ya encumbrados han sabido conservar la sencillez para, sin poses de divos, dedicar parte su tiempo, esfuerzo y dinero ha realizar obras de bien comunitario, ello es lo que hoy nos mueve a ocuparle a usted para saber que aquí, en Veracruz, tenemos algo que de lo que estamos ciertos deberían de haber más en toda la entidad.

Gerardo Poo Ulibarri, en sus años mozos se desempeñaba como empleado en la tienda de ropa que se ubicaba en la esquina de Independencia y Mario Molina, ahí el entonces delgado y larguirucho muchacho salía con un balde pequeño lleno de agua y un trapeador para limpiar las ventanas de la tienda, hoy, ese señor le brinda a cientos de familias el diario sustento y la seguridad de un empleo que les permite a esas familias estar en mejor nivel de vida, de salarios dignos que les hacen cuidar ese empleo, el señor Poo Ulibarri no es un dios en sus empresas, su gesto adusto cambia ante la presencia de sus empelados y le presta atención a las demandas de sus necesidades.

¿Sus hijos?, al igual que un Chedarui Mafud, les supo educar en base al trabajo y el esfuerzo personal, fueron empleados antes de ser jefes, hicieron estudios y se superaron para adquirir la jerarquía actual, es decir, no se les dio en bandeja de plata lo que hoy puedan ser dentro de sus empresas, de estudiantes cuando sus épocas vacacionales, como cualquier empleado laboraban desde barrendero hasta bodeguero, sin distingos por ser hijos del jefe.

Nos falta el empresario farmacéutico, Sergio Torres Marín, quien cuando nadie le daba un vaso con agua de gratis abría las cortinas de su botica, donde ahí mismo preparaba el jarabe de rábano para la tos que inyectaba al paciente él mismo, y ahora, ese señor Torres Marín brinda0 empleo a cientos de familias veracruzanas, pero sin olvidar que vino desde abajo, que cuando alguno de esos empleados tiene una necesidad acuden a él, seguros de obtener todo el respaldo que un jefe sencillo debe brindarles a sus empleados, no olvidando que es gracias al apoyo de esos empleados que hoy el puede catalogarse con ese rango de empresario exitoso.
Repetimos, con ninguno de los tres nombrados hemos intercambiado palabras, exponemos lo que nos consta, lo que hemos visto y vivido como veracruzanos que somos. Si lo hacemos hoy así es por que existe una razón muy poderosa a nuestros criterio, el elevado índice de criminalidad que se ha desatado en todo el Estado, donde, quieran o no reconocer, quienes han levantado todo ésta ola de muy lamentables sucesos son gente de fuera, personas mal nacidas que no pertenecen a nuestra patria chica, un patria donde quienes aquí hemos sido paridos somos gente de honra y de trabajo honesto, aunque con sus honrosas excepciones, con gente que, fracasando como empresarios se meten a políticos para salir de sus quiebras, pero esos, afortunadamente son los menos y pronto habrán de irse. Esperando no haberles aburrido, con la seguridad que también en sus terruños habrá de existir personas como las que hoy exponemos, les recordamos que nuestros correos están a sus ordenes para tratar de servirles: