El monito (F) y el León (F)





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Crucero Político
José Luis Loyo Ochoa
Diciembre 14/05



El monito (F) y el León (F)
De bocones a bocones a F



Veracruz, Ver. Recordar los cuentos viejos es algo que, a la vez de divertido nos ilustra y muestra de que color habrá de pintar el “gris” ( Otros colores es tabú) en las ya próximas elecciones para la presidencia de la República, de ahí que sale a nuestra memoria esas divertidas anécdotas que, cuando no había televisor nos hacían reír a carcajadas.

¿Recuerda usted el cuento de monito y el león?: Estaba el monito colgándose asido de su cola de la rama de un árbol, y según él. Limándose las uñas y vociferando palabras altisonantes impropias de un monito “bien educado”, pasa el tigre y pregunta al monito que es lo que estaba haciendo, a lo cual éste responde (el monito), aquí amigo tigre, le estoy sacando filo a mis uñas para desgarrarle la melena al león, y así siguen pasando los animales de la selva, todos haciendo la misma pregunta al bocón monito y éste con la misma respuesta, preparándose para darle en la “drema” al león, sigue en ese paso la hiena y, fiel a su fama de arrastrada y traicionera, sale más que rauda para rendirle pleitesía al león, acusando al monito de tal osadía.

Sigilosamente el rey de la selva se presenta ante el monito, pero como éste colgaba de la rama de un árbol no le queda más remedio al león que preguntarle desde abajo que era lo estaba haciendo, a lo cual el monito, temblando hasta de la cola expresa la risa propia del miedo y le responde a su majestad el león; “Aquí su majestad, de bocón como siempre. Y es que corre la conseja que todos los monos son iguales, gritones más que señoras de aquellos viejos patios de vecindad o, como suele decirse, que esas damas que venden verduras en el mercado, las cuales desde su puesto le rompen toda la crisma a sus adversarias, pero ya cuando las tienen frente a ellas se van al suelo y le imploran perdón a quien antes habían insultado.

Pero como lo nuestro no es el contar cuentos, vamos ahora a la visita del candidato albiazul, ese que según se dice es de “sangre azul”, quizá por los colores de su partido y algún pariente que haya tenido los ojos de ese color.

Por favor, lo del cuento del monito y el león es porque nos acordamos de nuestros ya difuntos abuelos, cualquier parecido o semejanza con el candidato panista no puede ni debe de tomarse como una insinuación al candidato azul, nuestros muy serios respetos a los bellos y graciosos monitos que ninguna vela tienen en éste entierro.

Y bien, las campañas aún no arrancan en forma oficial y ya los señores del partido que se dice acción nacional andan despotricando cual aquellas damas de los mercados que venden verduras, así son ellos, solo tenemos que recordar al aún presidente de México cuando arengaba al pueblo en la búsqueda del voto. Ellos, los panistas, se presenta a sí mismo como la “representatividad divina” de la honestidad y de la honradez, más sin embargo, cuando arriban al poder les vemos sacar esas uñas más largas de lo que las pueda tener la bruja de los cuentos, y con ellas rascan por todos lados todo aquello de lo que puedan sacar el mejor de los provechos, enriqueciéndose en un solo sexenio.
Ellos, los panistas, enjuician a todo aquel que sea político de partidos ajenos al suyo, y lo vergonzante del asunto es que viven en la creencia de que el pueblo carece de ojos y de oídos, que la ciudadanía no se cuenta de la forma tan escandalosa en que ellos se enriquecen desde los primeros meses de arribar a los puestos públicos.

Desde el arribo de ésta extirpe al poder hemos expuesto que, siendo ellos empresarios en su mayoría, son gente muy avezada en materia de evasiones fiscales, explotación y abuso de la clase obrera y, sobre todo, expertos, doctorados en materia de simulación en sus libros contables, pero aquí volvemos los dichos y refranes, el amor y el dinero son cosas que no pueden ocultarse, por eso es que les vemos exhibir esas cuantiosas fortuna que, mediante el abuso en el poder se agencian de los erarios públicos, cobro de porcentajes por otorgar obras a también esos empresarios que forman parte de sus latrocinios, incluso en muchos de los casos socios de eso mismos seres hoy convertidos en políticos, pero que en su suciedad y sociedad guardan silencio por beneficio.

Leer las declaraciones del candidato presidencial panista en Veracruz, lejos de formar molestia causa hilaridad, rodeado de su dirigente estatal, ese señor que probado fue su aceptación de una partida muy sustancial en pesos por parte del gobierno estatal y de aquellos que ya fungieron y fingieron ser servidores públicos en los municipios tanto de Veracruz como de Boca del Río, mismos que salieron súper millonarios e incluyendo uno que otro diputado local que, como regidores supieron ¿ganar? Mucho más que los empresarios de minas africanas o magnates petroleros árabes, personas que ayer solo aspiraban a comprar un burrito para que les ayudara en la yunta de sus parcelas, y no decimos comprar bueyes por que esos cuestan más caros que los burros.

Y que decir de la familia real, esa que aquí en México se le llama presidencial, pero que en la práctica actúa peor que esos reyes medievales, los cuales eran amos de vidas de todo aquel que tuviera la desgracia de nacer en su reyno. Cierto, en nuestro País no se da por lado alguno un político que se le pueda llamar honesto, pero al menos aquellos a los que los panistas de sangre azul tanto señalan no andan proclamándose como la representatividad divina de la honestidad y de la honradez, contrario a los de esa muy selecta realeza que forman los del partido del color blanco y azul. Y como todo aquel al sentirse amo del reyno, el monito, perdón el candidato azulado viene a la casa del que es Gobernador Estatal ha insultarle ante los medios, pero el señor no cierra la puerta al pasar, y recordemos que los monitos tiene su cola, repetimos, con el debido respeto a los monitos que ninguna culpa tienen en parecerse a cierta clase de humanos.

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